Imagen: © Flor Garduño, El árbol de los ciruelos (1982)
En la descripción de un árbol, el verso prolifera en su concentración y se abre a las posibilidades del sentido, se piensa a sí mismo en el movimiento que va de la cosa a lo que la excede. Así, Mónica Navarro da forma a un conjunto de poemas que resultó ganador de la convocatoria 2019 de Cuadro de Tiza Ediciones y que verá la luz en formato plaquette este año.
La siguiente es una selección, a manera de adelanto, de dicha publicación, que llevará por título Ciruelo.
estalla un brote verde claro
erige una batalla mientras la fisura se extiende:
la corteza es lo de menos
cayó la semilla en esta localidad
mal escogida comunión de voces
las definiciones cercando su terreno
obstruyendo la ruta de su avance
las raíces fueron a parar bajo el cemento
de una casa pareada por tres de sus lados
construida en el noventa
en el desdén maquillado
trazado en un papel de servilleta
que rezaba la palabra comunidad
llegué yo veinticinco años después
abrí el ventanal hacia el cielo del ciruelo:
la sombra era lúcida y dejaba ver
aquello que nos estaba permitido
y en eso encontré la herida
en el suelo un accidente;
el estruendo del vidrio cada vez
que intentaba abrirse hacia el afuera
la rotura paciente de los marcos
el desgaste de las manillas
terminó por clausurar una entrada
donde no había otra
§
habitar la casa fue habitarlo a él
su estructura doblada se anteponía en el camino
la pasada era choque o disimulo
doblar la espalda
agachar la cabeza
abrazar su contextura para no caer
al esquivarlo
mencionarlo era dar explicaciones
estamparlo en otra forma
otro estado
criarlo nuevamente
miré mis manos
ensoñé una alquímica potencia
dilucidé en el futuro su despliegue
obra mía
bajo control
amasando lentamente el proceso
en la posibilidad de un deseo
en la dulzura de la miel que emanaba de sus agujeros
las demás plantas
sacrificando algo por él
adaptando todo avance
a su detención
§
todas las ramas secas del cielo
se han posado en la cima del ciruelo
no sé cómo hizo para adquirir
ramas secas en vez de nuevas
nada de sí
copa café claro
líneas quebrantadas
nudo que se deshace
por descomposición
tronco infestado
raíces todavía en ciego avance
hojas reticentes
el árbol se deja
§
el inicio claro del invierno
marca la temporada de poda
marca también la helada en las hojas
las hojas en el piso
marca el invierno
mi tercer aniversario con el ciruelo
lleno de agua el invierno
lleno de llanto
congeladas las decisiones difíciles
el peor tiempo para poda es el tiempo de poda
Mónica Navarro Correa (Santiago, 1987).