Imágenes como fotos granuladas, pequeñas escenas con ruido de olas de fondo, postales de un viaje a la costa, el devenir de los viajantes, la memoria como una cabaña donde pernoctar. La fuerza de los poemas de Catalina Ríos Muñoz probablemente estriba en su talento para apropiarse de las cosas que nombra y dar forma a un relato que es a la vez íntimo y colectivo, y que por esa misma cualidad nos convoca y da curso al agua interior que nos constituye, nos comunica y nos transforma.
Los invitamos a zambullirse en estos poemas y bracear/tenderse sobre la arena/comer palmeritas mientras el sol de invierno anuncia su retirada y los viajantes comienzan a armar sus mochilas.
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“Las aguas del poema
exigen más que pericia”
Alicia Genovese
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bajamos a la playa
por el camino
que atraviesa el bosque
la tierra es fina
nos resbalamos al avanzar
me preguntas el nombre
de los árboles en que nos apoyamos
para no caer
tus manos torpes
intentan hacer funcionar
la cámara que compré
por mil quinientos
en una feria
me la devuelves
dices eso
se te da mejor a ti
piensas en la posibilidad
de que al volver a Santiago
la cámara se resbale se abra
se velen los negativos
no tengamos evidencia
del ir y venir
de nuestras sombras
entre un bosque
de algarrobos
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dormito en el sillón
de una casa habitada
por el recuerdo de cuerpos
tibios bajo el sol
estelas de veraneantes
risas de niños pelos
resecos por la sal
me tapo con frazadas
que abrigaron a otras personas
el brillo de la tele en silencio
el living
olor a encierro
un té de melisa que se enfría
me hundo entre los cojines
cansada de las mismas cosas
las piezas de camarotes vacíos
ropa de cama doblada
palas de plástico
arena entre las uñas
el ruido de las olas al reventar
se mete por debajo de las puertas
entremedio de ventanas mal cerradas
ahoga el eco de tu nombre
que murmullo de madrugada
como invocándote
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escalamos una roca
me resbalo y me lastimo una rodilla
revuelves mi pelo sonríes
me empujas hacia arriba
aguantas a la vez el peso
de la mochila en la espalda
un termo lleno y pan
para tomar once
nos sentamos frente al mar
lees en voz alta
los nombres de los muertos
te corriges los suicidas
murmullas como rezando
sus iniciales y calculas
la edad que tenían cuando el agua
les llenó los pulmones
la brisa de una ola
nos moja
y por un instante la muerte
sabe a sal
se parece a la espuma
que descansa entre los roqueríos
de Punta de Tralca
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la luz precisa los rasgos
que me hacen parecerme a ti
en una foto que saqué
de tu caja de recuerdos
después de que me escribieras
no vuelvas a la casa
no quiero verte más
a mi edad tú
en el sillón café
del living de La Sarmiento
falda un chaleco grande
y un peluche de conejo
amarillo entre las manos
sonríes muestras los dientes
miras a la cámara
lejos de casa y de ti
sólo guardo el gesto
el modo en que sostienes el peluche
en el velador de una hostal
tu foto apoyada
el ruido de las olas
por la ventana el agua
que no me alcanza
reconozco la distancia
palpo entre los límites
de mi cara y la tuya
un parecido inevitable
e intento volver a mirarte
de frente verme en ti
pretenderme otra
sin que todavía
ninguna de las dos
diga nada
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por cuatrocientos pesos
tomamos la micro a Concón
desde la avenida en que nos deja
buscamos una calle
que baje a la playa
niños juegan en la arena
comes un plátano maduro
mientras yo saco
las últimas almendras
del paquete
nos mojamos los pies
al mismo tiempo
como si le pagáramos
después de tanto tiempo
una manda a este trozo
del pacífico
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nos toma poco más/ de media hora
llegar caminando al lugar más cercano
en Cucao donde comprar
vino tinto y naranjas
pones como excusa el frío
que perseguimos hace semanas
calentar navegado
en la única olla
que llevamos con nosotros
de vuelta llueve un poco
gotas finas se quedan en mis lentes
paramos en el puente
una lancha
se mece en la orilla
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De Las aguas (inédito)
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CATALINA RÍOS MUÑOZ (Santiago, 1995). Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas de la Universidad de Chile. Ha sido antologada en Halo [19 poetas chilenos nacidos en los noventa] (J. C. Sáez Editor, 2014). Durante el 2016 fue becaria de la Fundación Pablo Neruda. Es parte del taller de narrativa Calvinismo Revolucionario y del taller de poesía Juan Gabriel. Actualmente realiza un Diplomado en Literaturas del Mundo y es editora de la revista de poesía Palimpsesto.